Primero
que nada, perdonen a todos por no haber escrito un nuevo artículo en casi un
mes, he empezado en un nuevo trabajo y todavía no he encontrado ese rato para
escribir mis vivencias como corredor y por muy lamentable
que suene, tampoco para correr.
Pues
si, corrí el medio maratón, soy oficialmente un finisher,
el nuevo reto el maratón, pero ya
eso será para después, ahora a centrarnos en lo que nos toca mejorar. Es cierto
que pude terminar y que no me puedo quejar demasiado de cómo me fue, pero me
queda el habitual sentimiento de “pudo haber sido mejor”.
Es
cierto que no hice la mejor preparación, las dos semanas antes de la carrera,
ni si quiera me puse los zapatos de correr, el dormir y
la alimentación no estuvieron mucho mejor, con esto de adaptarse a un nuevo
trabajo, y además el fin de semana antes de la carrera
fue, deportivamente, un desastre, eso si, el
sábado, me concentré en descansar y comer bien, aunque obviamente no fue
suficiente.
Pese
a todo ello me paré el domingo con mucha ilusión y ganas
de hacer mis primeros 21 oficiales, desayune un par de rebanadas de pan con
mermelada, me puse mis zapatos y salí con mi suegro, que corrió conmigo, a el parque El Retiro.
El clima un poco más frio de lo que esperábamos,
hizo unos 6º, que para la época es bastante bajo en Madrid, pero para mí
fenomenal, me encanta correr en climas fríos y como en teoría, íbamos un tanto
justos de tiempo no nos debía haber afectado.
De
verdad son pocas cosas las que se le pueden criticar a la organización del
evento, pero una de ellas es sin duda la salida, falto un poco de orden y más
señalización, lo otro los puntos de hidratación, pero no he corrido la
primera carrera en Madrid en donde quede satisfecho, desde la distancia de uno
y otro, hasta las botellas de agua, todo creo que es muy mejorable, o por lo
menos en Caracas era considerablemente mejor.
Llegó
la salida, como todas las carreras un poco apretada, pero bueno, no hay nada
que hacer más que tratar de buscar tu ritmo y ligar que nadie se te atraviese,
JA!, salimos del retiro, una ruta con una que otra pendiente, pero ninguna de
demasiada pronunciación. Pasaron los primeros 5K y todo iba bien, ningún dolor,
ninguna sensación extraña y no había ningún signo de cansancio, pese a que iba
a un ritmo un poco más alto que el mio.
No
fue hasta el kilómetro 11 que empezó una pequeña molestia
en la rodilla izquierda, que poco a poco fue empeorando, para el
13 ya había pasado a dolor y con una sensación rara en la otra rodilla, para el 14 se me había olvidado el de la
rodilla izquierda de tanto que me dolía la derecha y fue aquí donde todo empezó
a empeorar y para colmo de males, justo en la parte donde venían más
pendientes.
Me
dolía tanto en bajadas como en subidas, si caminaba me molestaba más, tuve que
parar a estirar unas 5 o 6 veces que era lo que me calmaba un poco el dolor, pero ya para el 18, cada vez
que intentaba estirar sentía esa sensación que viene antes de un calambre, por
lo que tuve que dejar de hacerlo.
Si
les soy sincero, cuando llegué al 15 pensé en caminar
hasta el final, pero justamente llegábamos de vuelta al parque y había mucha gente dando apoyo, sin esos
desconocidos que te dan fuerzas, hubiera sido imposible terminar. Agarré un
segundo aire que duro poco, pero ayudo mucho, sobretodo en ánimos, logré hacer
un kilómetro más al ritmo que traía.
Del
kilómetro 17 en adelante, pasé de un ritmo cercano al
5:15 min/k a casi 8min/k, fui acomodando mi paso hasta que encontré uno que no
me molestara casi en las rodillas, obviamente sacrifique mucho en velocidad y
empecé a utilizar músculos que nunca utilizaba.
Esos
últimos 5K los sufrí como nunca, estaba fundido, y lo peor es que cansancio
como tal, no sentía, era el dolor lo que me tenía loco,
pese a ello, parar o abandonar no eran una opción. Seguí tirando el resto y logré llegar a la meta, golpeado, con mucho dolor,
pero feliz!!!